domingo, 19 de abril de 2009

La Nassa: Ingenioso producto del hombre de aridoamérica.


Articulo escrito por Luís Maeda Villalobos, y publicado en el semanal Siglo Nuevo del periodico “El Siglo de Torreón” el dia Sábado 4 de Agosto del 2005.

.........El Nazas ha forjado una tierra de hombres que han sabido rescatar este pedazo de tierra para transformarlo en un oasis en el desierto, pampa o hábitat, que en poco tiempo ha llegado a ser un admirable centro de productividad y cultura.

No es el momento de discutir si Nazas se escribe con Z o con S; pero sí conviene anotar que en la página 88 del Vocabulario de Fray Alonso de Molina, Naza aparece escrita con doble S, es decir, nassa, que en mexicano quiere decir veichiquíhuitl michmalont o cesta grande, canasta grande de pescar.

En el siglo XVI, paladines misioneros partieron de la ciudad gloriosa de Zacatecas rumbo al Norte. Después de muchas peripecias se internaron por Cuencamé, Dgo., y fundaron una nueva misión. La inquietud de estos hombres ejemplares los condujo más hacia el Norte de su última estancia, hasta las márgenes de un caudaloso pero hermoso río. Se enfrentaron con primitivos habitantes de aquel lugar que, además de ser agresivos y feroces, resultaron de muy difícil catequesis. Los misioneros utilizaron como intérpretes a los indios Zacatecas que los acompañaban para abordar a los primitivos de la forma más pacífica. Se fundó así la Misión de Nazas. Dentro de las costumbres de estos lugareños, lo que más llamó la atención de los misioneros fue su forma de pescar; si bien algunos lo hacían con redes tejidas de manera fina hechas de pita u otras fibras de agaves, otros utilizaban cestas fabricadas con ramas y de forma muy original.

Tales cestas tenían una forma cilíndrica de más o menos 90 cm. de altura, con un diámetro de 31 cm. y en cuya base hay una abertura cónica de puntas convergentes hacia arriba y adentro en una extensión de 17 cm. El pez entraba con facilidad por esta puerta cónica atraído por la carnada, que era sangre cocida de animales; pero ya adentro le era muy difícil salir, en virtud de que esta puerta ofrecía de frente las puntas afiladas. Así entraban uno y otro hasta que se aprisionaban varios; después sacaban la canasta, que estaba amarrada por medio de un cordel a un tronco de árbol de la orilla o a alguna estaca. El producto de esta trampa se vaciaba por medio de una puerta que está situada en la parte superior, tapada de manera temporal con ramas durante la pesca, pero que se quitan para vaciarla. Esta puerta mide 10 por 10 cm. y permite apenas la entrada de la mano. Se trata, pues, de una nassa.

El notable descubrimiento de los misioneros al fundar esta nueva misión, dio origen a que se le pusiera el nombre al río el de las nassas.

La fabricación de las nassas ha sido trasmitida de generación en generación; esta tradición se está perdiendo en virtud de los avances de la técnica. El Instituto de Investigaciones Científicas, Históricas y Geográficas, Unidad Laguna ha querido rescatar tal tradición para que sirva a la posteridad como testimonio de la evolución de las técnicas pesqueras desde las épocas primitivas hasta la fecha........

.......De la misma forma que las pruebas de las manufacturas del paleolítico son más o menos iguales en todo el mundo, también en otros sitios habrá iguales o parecidas cestas para pescar. De cualquier manera, la nassa demuestra sin duda el gran ingenio de los primitivos habitantes de Aridoamérica.

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