domingo, 19 de abril de 2009

Ricardo Castro orgullo de Nazas.- (Enviado por el Dr. Abel Rodríguez Ríos)


Ricardo Castro Herrera (nombre completo, Rafael de la Santísima Trinidad Castro Herrera) Nació en la Hacienda de Santa Bárbara, del municipio de Nazas, Durango, 7 de febrero de 1864 —Murió en la Ciudad de México, 28 de noviembre de 1907), fue un pianista y compositor mexicano, considerado como «el último romántico del Porfiriato».

Primeros años
Ricardo Castro nació en 1864, hijo del matrimonio formado por Vicente Castro (diputado federal en la VIII Legislatura del Congreso de la Unión) y María de Jesús Herrera. Los estudios básicos los cursó en la ciudad de Durango, en donde está registrado su nacimiento y a la edad de seis años tomó clases de música con el maestro Pedro H. Ceniceros. En 1879 se trasladó con su familia a la Ciudad de México con el propósito de que estudiara el bachillerato pero a la edad de 13 años lo inscribieron en el Conservatorio Nacional de Música en donde estudió piano con Juan Salvatierra y Julio Ituarte, además de Armonía y Composición con Melesio Morales. Era evidente su vocación musical y el joven Ricardo concluyó en sólo cinco años un programa de estudios que por lo común tomaba diez. Se graduó en 1883.

Inició su carrera como concertista de piano y compositor antes de terminar sus estudios y en 1882 ganó dos premios, uno como pianista en la Exposición de Querétaro y otro como compositor en la Exposición de Veracruz. A los 19 años, en 1883, concluyó su Primera Sinfonía en Do menor titulada "Sagrada" que fue estrenada apenas en 1988 a 81 años de su muerte.
Compositor y concertista

En 1884 representó a México en la Exposición Algodonera Internacional de Nueva Orléans y en ese año y el siguiente realizó una gira de conciertos por varias ciudades de Estados Unidos: Chicago, Filadelfia, Washington y Nueva York. Para 1883 el Gobierno de México seleccionó varias de sus obras para enviarlas a Venezuela, como parte de la conmemoración del primer centenario del nacimiento del libertador Simón Bolívar.

Junto con Gustavo C. Campa, Juan Hernández A. y Pablo Castellanos, fundó el Instituto Musical Campa Hernández Acevedo, donde impartía clases teóricas y prácticas de piano. Para entonces, Ricardo Castro era ya muy famoso tanto en México como en el extranjero por sus composiciones y por su virtuosismo al piano. En 1892, junto con otros compositores, Ricardo Castro fundó la Sociedad Anónima de Conciertos, en cuyas funciones estrenó varias obras para piano y orquesta. También fue fundador de la Sociedad Filarmónica Mexicana en 1895, creada para la difusión de la música de cámara.

En 1896, al inaugurarse la Sala de Conciertos de la Casa Wagner, hoy "Sala Sahieffer", se encomendó a Castro el concierto de apertura y en ese mismo año se estrenó en el Teatro Renacimiento su ópera "Atzimba". Por cierto, sobre esta ópera que trata de la conquista de Michoacán, se sabe que el segundo acto está perdido pero en estos momentos, a propósito del primer centenario de su fallecimiento (28 de noviembre de 2007), con base en partituras originales del compositor, se trabaja en la reconstrucción de la pieza. En 1900 publicó crónicas musicales en varios periódicos de la Ciudad de México y en 1902 hizo una gira por 17 ciudades de México en donde ofreció 30 conciertos. En la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, se presentó en el Teatro Degollado en el mes de septiembre.

El viaje a Europa

El compositor y concertista fue becado por el Gobierno de México para perfeccionar su formación musical y de 1903 a 1906 estuvo en varias ciudades de Europa en donde además impartió cursos, conferencias magistrales y conciertos en los conservatorios de París, Berlín, Londres, Bruselas, Roma, Milán y Leipzig. La beca que recibió Castro resultó de las gestiones que para tal efecto realizó el entonces subsecretario de Instrucción Pública, Justo Sierra a quien, por esa razón, el compositor mexicano le dedicó dos obras: Tema variado y Suite. En Europa, Ricardo Castro tomó clases de piano con la pianista venezolana Teresa Carreño, a quien le dedicó Pres de Ruisseau.

Director del Conservatorio Nacional de Música

A su regreso de Europa, en 1906, fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música y Declamación, por Justo Sierra. Ricardo Castro estuvo al frente del Conservatorio desde el 1 de enero de 1907 hasta el día de su muerte, el 28 de noviembre de ese año. Se le atribuye la modernización del Conservatorio pero no la concluyó. Falleció a la edad de 43 años como consecuencia de una pulmoní

Estilo y obras

Entre sus obras destacan el vals Capricho (la más popular y conocida), sus óperas Atzimba (1901, sobre la conquista de Michoacán), La Leyenda de Rudel, Don Juan de Austria, Satán vencido y El beso de la Rousalka. La primeras dos fueron estrenadas. La partitura de Atzimba se perdió en el siglo XX, La existencia de las últimas tres óperas se conoce por referencias, pero se desconoce si realmente las compuso. También compuso música de cámara y otra Sinfonía en Re menor (1893), además de un Concierto para violonchelo y orquesta (1902) que fue estrenado en Amberes, Bélgica al igual que su Concierto para piano y orquesta (1904), el primero escrito en América Latina. La pianista Eva María Zuk, una de sus principales intérpretes, lo describe como un concierto de gran contenido virtuoso, en el que si bien pueden apreciarse influencias de la música europea de la época, en especial de la francesa, también se muestran características latinas, en específico de ciertas danzas tradicionales mexicanas, sobre todo en el primero de sus tres movimientos; el tercero, por cierto, es una polonesa. El estilo del primer concierto para piano y orquesta es romántico tardío y en ese sentido dialogó con la música de su época a escala mundial. Hasta antes de este concierto de Castro, las obras para piano escritas en México y el resto de América Latina estaban catalogadas como menores, por su brevedad.

Ricardo Castro era gran admirador de Chopin y es el único compositor mexicano autor de varias polonesas sólo para piano. También compuso mazurkas, como otros compositores de su época, pero entre sus obras se encuentra una de gran envergadura, el "Tema variado" que se sustenta en los estudios sinfónicos de Schumann. Ricardo Castro formó parte del llamado «Grupo de los Seis» integrado además por Gustavo C. Campa, Juan Hernández Acevedo, Carlos J. Meneses, Ignacio Quesada y Felipe Villanueva. El grupo se distinguió por su corte afrancesado pero fue Castro el único de los seis que incursionó en el impresionismo, inspirado sobre todo en la música de Debussy.

Salvo el vals Capricho, la obra de Ricardo Castro es desconocida incluso para los mexicanos. Esto se debe en gran medida que a tres años de su muerte estalló la guerra civil mal llamada Revolución Mexicana y tanto el pueblo, como quienes accedieron al poder, personas de muy bajo nivel cultural y, en no pocas ocasiones, analfabetas, rechazaban todas las referencias al gobierno del señor Presidente Don Porfirio Díaz quien ponderó en todo momento la cultura. Después de Castro, en varias disciplinas incluida la música, surgió el modernismo

Centenario de su muerte

El 28 de noviembre de 2007 se cumplió el primer centenario de su muerte y en las ciudades de Durango y México el programa de actividades inició en septiembre y concluirá en diciembre. En la capital del estado de Durango, el teatro más importante lleva su nombre y enfrente, sobre la Av. 20 de Noviembre se encuentra una estatua del compositor. Durante el homenaje en esta ciudad, se propuso la colocación de una placa al pie de la estatua en donde sea inscrita la poesía que le dedicó Luis Urbina. El 28 de noviembre los autores Emilio Díaz Cervantes y Dolly de Díaz presentaron el libro Ricardo Castro, Genio de México. Antes, el 17 de noviembre, la investigadora musical Gloria Carmona impartió la conferencia Ricardo Castro en el centenario de su muerte, parte de la biografía en la que trabaja y que espera pronto sea publicada por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez. Está considerado como el último romántico del Porfiriato y sus composiciones, la mayor parte de ellas, tienen una clara influencia de la música clásica francesa, aunque Chopin fue una gran inspiración. Está considerado como el único músico mexicano autor de polonesas.